jueves, 30 de octubre de 2014

Apuntes de vacaciones II

Y habrá tres...
La verdad que éstas vacaciones fueron fotográficamente productivas, principalmente en lo que respecta a fotografía nocturna.
En el post anterior hablaba del cielo del hemisferio sur, en este del norte, y si antes estaba cerca del agua dulce del Río de la Plata, ahora le toca al Mediterráneo. La fotografía nocturna en el mar es igualmente apasionante, con la diferencia que el agua salada no es, precisamente, un aliada de la electrónica.




Es interesante esperar a que llegue la noche para comenzar a fotografiar, no es que no lo haga de día; pero, el hecho de hacer un tipo de fotografía diferente, en cierto modo intuitiva, es agradable. Un cambio, otro reto que comienza igual, esperando que el sol se ponga, panza arriba mirando el cielo






La luz de la luna, sobre todo si se trata de una luna llena como en este caso, ilumina mucho, muchísimo si lo comparamos con la luna nueva. Hasta hemos de tener en cuenta la sombra que produce. El reflejo en el agua puede llegar a arruinarlo todo si nos pasamos de exposición.




Creo que lo más interesante es poder jugar con la textura del agua, jugar con el movimiento, captarlo o hacerlo imperceptible. El agua en movimiento da mucho juego.





El bosque de pino Mediterráneo, el poco que queda, se ilumina en luna llena de forma que prácticamente nos permite caminar si necesidad de usar luz artificial, pero cuando decidimos utilizarla puede ser muuuuuuy divertido, magnífico; tanto, como impredecible.






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