La fotografía de paisajes es relajante, tranquilizadora, y
evoca la satisfacción de estar ante la belleza de lo natural, los recuerdos de
vacaciones, de salidas con amigos o los valores de un territorio. Pero, no por
ello ha de ser una fotografía estática. Muchas veces es inevitable dado que la
misma quietud del paisaje nos obliga, pero hemos de encontrar los recursos que
nos permitan dar dinamismo a éstas imágenes. El recurso más interesante es el
agua y muchas veces captar el movimiento del agua no está al alcance de las
capacidades de todas las cámaras y otras no está al alcance del fotógrafo. Es
por eso que debemos indagar en las capacidades de nuestra cámara y evitar los
automatismos. Controlar la cámara en el modo manual es fundamental para poder
extraer al máximo las posibilidades tanto técnicas como creativas.
En la fotografía de paisajes el agua nos aporta la sensación
de frescura, de paisaje rico de vida, contrastes, luminosidad y sobre todo,
movimiento. Claro, siempre y cuando el movimiento exista, si no es así,
buscaremos los reflejos.
La clave para lograr texturas dinámicas en el agua es la
velocidad de disparo y el entorno del encuadre escogido. Si el entorno es
demasiado luminoso nos impedirá utilizar una velocidad lenta y en ese caso tenemos
dos opciones, o esperamos a que haya menos luz o utilizamos un filtro de
densidad neutra (ND) que “oscurecerá” la escena permitiéndonos reducir la
velocidad.
Que la noche no te asuste…
Si contamos con los elementos adecuados, trípode, disparador
de cable, linternas… la noche es una opción excelente para hacer fotografía de
paisajes con agua en movimiento. La noche nos permite establecer tiempos de
exposición largos en los que el agua sin duda saldrá en movimiento cual un
delicado velo y si disponemos de linternas de diferente temperatura de color,
las de toda la vida, con amarilla de las bombillas incandescente o las de leds
con luz fría, podremos pintar los que nos interesa que se vea en la foto y aun
conseguir que las estrellas dejen su trazo en el cielo. No es una técnica
fácil, requiere de mucha práctica y sus resultados en ocasiones pueden ser
frustrantes, pero los buenos resultados son magníficos.
Utiliza el tele
Muchas veces nos obstinamos en utilizar el gran angular y no vemos que tenemos posibilidades en las que utilizar un teleobjetivo lograremos encuadres muy interesantes y distintos. Un salto de agua puede darnos la posibilidad de lograr una imágen con entre el movimiento y la imágen congelada que represente de forma expresa una pequeña fracción de un paisaje.
No pierdas tiempo, planea tu próxima salida y disfruta del agua allí donde la encuentres!
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